miércoles, 3 de noviembre de 2010

Esto es Hallowen

-¡Diana, no seas mas una pesada!-grito mi amiga Layla mientras entraba a mi cuarto y sacudía mi cama, saltando sobre ella y al mismo tiempo, tratando de quitarme la sabana. Gruñí entre molesta y sorprendida
-¿He?... ¿Quién te dejo entrar?- ella sonrió y no pude evitar sonreírle. Era inevitable, ella tenía esa clase de sonrisa que la gente estaba obligada a responder

-Tu madre, iba de salida y dijo que estabas en el cuarto que viniera a tratar de sacarte de la cama-

-Son las nueve de la mañana por dios-dije, mirando el reloj de manecilla con forma de bota al lado de mi cama

-Es muy tarde, floja-

-Es sábado-

-Anda, no seas perezosa. Levanta- trato otra vez de jalar la sabana y yo me esforcé por retenerla, se escucho un leve desgarro y las dos nos detuvimos mientras veíamos un extremo de mi sabana donde la fuerza había roto un pedazo.
La mire molesta mientras ella se encogía de hombros y se limita ha decir:

-¡Huy!- soltó una risita traviesa y yo suspire, dejando de luchar y permitiendo que me quitara la sabana

-Bien, dime que quieres- ella sonrió abiertamente al tiempo que se tendía a mi lado y me pasaba el brazo por mi cintura

-Quiero…- susurro, de forma cómplice y un tanto seductora, que me hizo sonreír- Que te levantes de la cama, desayunes y te arregles…para ir a comprar un disfraz e ir a una fiesta esta noche- la mire, nuestros rostros estaban tan cerca que lo único que podía ver bien era su rostro

-¿Disfraz? ¿Fiesta?-

-Hallowen, ya sabes…-gruñí mientras intentaba estirarme entre su abrazo

-Si lo se…pero, no sabía que habría una fiesta-

-En un club nocturno lo habrá, incluso un concurso ¿Vamos? Trate de invitar a alguien pero nadie mas quiere ir conmigo-

-¿Y me tomaste como ultima opción? Me halagas… ¿Por qué crees que yo si iré?- ella sonrío y se apretujo mas contra mi, pasando una pierna sobre las mías

-Por que me quieres, somos amigas y nunca me dirás que no. Por eso ni me moleste en decirte antes, se que tu iras. Fijo-

-Tendría que haberle avisado a mi madre desde hace horas-

-Vamos, ya estas mayorcita. Tienes 18 ¿Por qué necesitas permiso?-gruñí mientras me estiraba nuevamente

-Soy mayor y todo lo que quieras. Pero aun vivo en la casa de mi madre así que necesito al menos tener la consideración de pedir permiso y desde que aun soy económicamente dependiente por que solo me dedico a estudiar-

-Te dije que buscaras un trabajo-
-Lo busco- dije molesta- Pero aun no encuentro nada ¿cree que me gusta estar pidiendo dinero a mi madre?-

-Consíguete un novio rico…-

-Sería tan fácil- espete, mirándola. Para ella, desde luego podría ser fácil. Era el tipo de chica que si bien no era hermosa, tenía ese imán para los hombres que hacía que todos orbitaran a su alrededor. Yo, para mi suerte, había nacido careciendo de el.

-Bueno, es fácil. Solo dale de copas a uno, lo llevas a tu cama, te embarazas y ¡Presto!...tenemos un marido rico-

-Sobre todo por que puedo quedar embarazada una sola vez, sobre todo por que el va a ser responsable enseguida-sentencie y la empuje, ella rodó y quedo boca arriba, con la mano sobre el estomago-Anda ya, que yo no quiero una vida fácil por algo estoy estudiando y tu también…- le dije mientras me levantaba de mi cama

-Bueno, si. Pero vamos que siempre esta el plan B ¿no se supone que ayer ibas a limpiar tu cuarto?- pregunto, mire alrededor de mi cuarto.

Era grande y bien iluminado, algunos pósters de mi pre-adolescencia que habían sobrevivido a los años. El mismo color blanco con flores azules de mi niñez y la alfombra beige donde había regada ropa, libros y zapatos.
Lo mas llamativo era mi cama, pegada en una esquina, y no por que fuera grande si no por que era lo único de un color opaco –de un café lodo con hojas verdes- que entre tanta luminosidad parecía un rincón oscuro.

Mi computadora en la esquina opuesta de mi cama, estaba sobre el mueble de madera comprimida, tan decorada como un árbol navideño.

Un muñeco de papel echo a mano, muñecos, clips de colores y algunos papeles y cosas de la escuela. Todo daba como resultado un gran desorden que como Layla había dicho, debía haber limpiado

-Llegue cansada de natación y lo ultimo que me apetecía era limpiar- ella rió

-Recuerdo que antes eras más ordenada-

-Antes tenía más tiempo por las mañanas y menos tareas por las tardes-

-La universidad vuelve a uno desordenado-canto mientras mecía sus pies al borde de mi cama, haciendo bailar sus zapatillas deportivas en un ritmo que solo sonaba en su mente.

-Un poco…- tome las cosas de los cajones de mi ropa para ir al baño que estaba en el pasillo. La escuche levantarse y seguirme.

No me moleste en cerrar la puerta y comencé a desvestirme mientras ella se sentaba en el retrete con la tapa abajo y me observaba

-¿Te has retocado el cabello?- me pregunto y yo negué con la cabeza-Sabes, he estado pensando en ponerme unas extensiones pero de colores…unas de color blanco se me verían geniales-

-Parecerían canas, creo ¿Dónde esta mi peine?-

-A tu izquierda, lo estoy viendo- solté un “Ah…” que interpreto como un gracias

-No creo que parezcan canas, las que vi tienen brillo-

-Tendría que verlas-la observe por el espejo y ella me miraba directamente a los ojos. Aun cuando nos conocíamos desde niñas y estábamos acostumbradas a vernos desnudas era obvio que siempre habría esa clase de respeto y por eso ella intentaba ignorar mi desnudez; Asintió de manera decisiva, como si hubiéramos cerrado un trato. Entre a la regadera y cerré la mampara mientras abría la llave y dejaba correr el agua fría sin esperar que se calentara.

Me bañe y me vestí en su presencia mientras ella se sentaba obedientemente en el borde de mi cama y cruzaba las piernas para reiniciar el ritmo mental.

-¿Desayunaste antes de venir?-

-Solo me dio tiempo de comer una barrita. Mi madre se despertó con ese humor, como siempre-

-Vamos a comer algo, entonces….- dije, conociendo a lo que se refería. Cuando la madre de Layla despertaba después de una noche de fiesta era como un ogro o algo así. Nadie se escapaba de su mal humor, ni yo.

Sentadas en el comedor y devorando Choco Krispis ella me estaba contando como había tenido que arrastrar a su madre por la entrada por que había quedado inconciente frente a la casa

-No se por que decidí quedarme aún…-dijo, sirviéndose otro poco mas de cereal- Ya soy mayor e independiente. Es mi momento y lo gasto cuidándola-

-Es tu madre-suspiro y me miro

-Bueno, si. Lo se y la quiero pero… no quiero estar a su edad y pensar que gaste mi vida y no le saque jugo-

-Vas a fiestas, sales a pasear, has tenido novios y has viajado ¿en que podrías gastarlo?- ella recargo su cabeza sobre su mano y me miro, pensativa

-No lo se…no tengo idea. Solo que... siento que no le saco jugo a todo por que luego estoy pensando que ella necesita algo o no se…-

-No toma muy seguido…-puso los ojos en blanco

-Pero cuando no es la botella es otra cosa. Siempre es algo…- suspiro-No me entiendo, no la entiendo…-

-Lo harás…- le dije con una sonrisa por que era lo mejor que podía decir. Ella me sonrió y empezó a comer cereal. Por el pasillo que daba a los cuartos se escucharon unas pisadas, entonces una figura en pantalones de dormir y sin camisa se asomo, rascándose la cabeza

-Buenos días…-dije sonriente y enseguida mi sonrisa fue correspondida por una mas brillante y única

-Buenos días, nita- mi hermano miro hacía mi amiga y sonrió igualmente- Buenos días, Ly-

-Hola, Alexander…-dijo Layla con un sonrojo mientras observaba con admiración a mi hermano que se dirigía a la cocina. Sonreí para mis adentros con una clase de orgullo tonto, aun cuando mi amiga conocía a mi hermano desde el mismo tiempo que me conocía, era inevitable que quedara deslumbrada.

Alexander era alto, de hombros anchos y piel bronceada. Su cuerpo bien marcado producto del parkour que practicaba y sus clases de box eran una tentación inevitable. Sin mencionar su rostro que era extremadamente hermoso, cabello rubio y ojos grises; con nariz perfilada y mentón fuerte al igual que los pómulos altos, lo hacía inevitablemente algo que provocaba que toda hormona femenina enloqueciera por el.

El se agacho dentro del refrigerador dejando ver su gran trasero y Layla no pudo evitar suspirar mientas observaba

-¿Y mamá?-pregunto al tiempo que se alzaba con jugo de naranja

-Toma un vaso. No se, iba de salida cuando le abrió a Layla-

-Ah…-ignoro mi recomendación y bebió directamente del envase, mirándome de reojo con unos ojos traviesos ante mi ceño fruncido.- ¿Y que va a hacer hoy el dúo invencible?-

-Ly quiere llevarme a comprar un disfraz por que quiere ir a una fiesta de disfraces hoy-

-¿Quieres ir?-pregunto mi amiga, comiendo otra vez de su cereal. Mi hermano la observo y luego a mi, se sentó con nosotras en la mesa y sin pedir permiso tomo mi plato y comenzó a comer, yo me limite a fruncir los labios

-Claro ¿Por qué no?-

-Tendrás que disfrazarte- dijo mi amiga, el hizo una mueca

-Oh vamos…seré solo la escolta- ella negó con la cabeza, sonriente

-Entonces pasa desapercibido- me miro, pidiendo ayuda y yo me encogí de hombros, el gruño

-¿De que me puedo disfrazar?-

-No se…ven con nosotras y busquemos algo- Layla encantaba de que el nos acompañara, podía colgarse de su brazo y disfrutar de la envidia de las otras chicas que querían estar en su lugar. El se rasco la cabeza y me devolvió mi plato, sirviéndome un poco más.



-¡Ni loco me pondré eso!- grito mi hermano, mirando un traje de monje loco, me reí por lo bajo mientras me lo imaginaba, por una vez, siendo el feo en lugar del guapo

-¡150 pavos por eso!-grito Layla desde un lado de la tienda llena de trajes, vestidos, accesorio y cosas escalofriantes y escandalosas-¡Están locos! Si es solo un pedazo de tela cocida ¡Yo podría hacerlo en mi casa y gastando solo 20 pavos!- me acerque a ella viendo el traje de griega que ella observaba, sentí las manos de mi hermano posarse en mis caderas y su cabeza descansar sobre mi hombro, su respiración hizo cosquillas en mi cuello

-No creo que puedas, Ly-le dijo, ella lo miro furiosa

-¡Claro que podría! Y no tendría que pagar 150 pavos…-

-¿Recuerdas nuestro ultimo intento de ser costureras?- ella hizo una mueca al recordar como habíamos terminado rompiendo la maquina de coser de mi madre y tenido que pagar el reparador después de recibir la regañina de mi madre. Todo para comprar también el vestido para la obra en que salía.

Sonreí y ella se rió.

-Si me quedo en silencio en la casa, aun puedo escuchar los gritos de nuestra madre- dijo Alex, acercándose a olfatear mi cuello y apretándome mas fuerte contra su cuerpo

-Vale, pero si voy a gastar quiero algo que valga la pena como…-miro alrededor-Como eso…- señalo un traje de El sombrerero loco en versión mujer

-Me gusta…-

-¿Ustedes ya escogieron?- pregunto, acercándose al traje y evaluándolo

-Seré una bruja…Alex aun no decide- mi hermano ya se había separado de mi y estaba observando unos trajes de angelita y diablesa con aire lujurioso

-Que vaya como guardian romano, se vería sexy- ella lo miro con el mismo aire lujurioso

-¿Qué les parece este?- grito mi hermano mientras señalaba un punto. Cuando nos acercamos a ver, no pudimos evitar mirar del traje a el, con gesto de sorpresa.

-Es perfecto…-susurro Layla

-Oh, dios…



Para la noche, los tres estábamos en la sala admirando nuestros trajes mientras mi madre nos tomaba fotos y se reía de nuestras payasadas.

Layla había sujetado su cabello castaño bajo la peluca anaranjada y pintado su fino rostro de blanco para parecer mas al Sombrero que interpreto Johnny Deep, dejando esas manchas naranjas alrededor de sus ojos azules y pintando sus cejas y pestañas. Su traje era escotado, aunque un gran moño estaba alrededor de su cuello y en lugar de pantalón traía una falda abultada y unas medias blancas estaban sujetas por una de esas cosa que hasta donde yo sabía, solo usaban las secretarias o las esposas cuando se querían poner románticas. Llevaba unos zapatos rojos muy al estilo de María Antonieta.

Yo mas convencional me había puesto un traje negro, escotado y que caía al suelo con el mismo corte que el de Morticia Adams, aunque en lugar de caer completo caía en diagonal, dejando expuesta mi pierna izquierda. Unos botines y unas medias rayadas con negro y rojo hasta arriba del muslo. Además el vestido tenía un corssete rojo y adornado con calaveras, murciélagos y arañas. Aunque Layla había insistido en que comprara la peluca negra había decidido dejar mi cabello pelirrojo suelto, rizándolo y colocando brillos y algunas arañitas y murciélagos esparcidos; mi maquillaje gótico le daba realismo y mis ojos, de un azul-grisáceaso estaban resaltados por el negro y mi gran sombrero era el toque final.

-Insisto, Alex, debiste dejarme pintarte…-

-Cariño, te tendrás que conformar con lo que soy, no me voy a poner pintura oscura solo para aparentar ser una persona, Ly- le dijo mi hermano.

Sin embargo el estaba para infartar con su traje estilo Blade, las gafas negras y los supuestos sables a la espalda. No había accedido a cortarse el cabello ni a pintárselo de negro, en su lugar se lo había atado en una pequeña coleta en la nuca, aunque algunos mechones le salían al frente.

-No se como planeas ver en la noche con esas gafas- le dije divertida, el me sonrío permitiendo que se vieran los colmillos falsos que se había puesto y se veían casi reales

-Tu serás mi lazarillo, nita- dijo, usando ese diminutivo de “hermanita” que había usado toda su vida- Vigilaras que tu buen hermano mayor no haga vergüenzas golpeándose contra la pared o callando en agujeros-

-Hasta crees-dije, acercándome a la puerta-Nos vemos, Ma- grite por sobre mi hombro

-¡Diviértanse y regresen temprano!-

-Y no beban mucho y no acepten bebidas de extraño y no…- dijo mi hermano por lo bajo, conociendo el sermón de mi madre, el cual nunca dejaba aunque el tuviera ya 22 años y yo 18.

-Te digo hermano que es tiempo de que te vayas a vivir a tu propio espacio-

-De ninguna manera le dejare mi habitación para que sea de “invitados”- me respondió, sonriéndome

-Si te vas, me voy contigo, al menos- el se rió, pasándome el brazo por los hombros y haciendo lo mismo con Layla

-Bueno, señoritas…a causar algunos sustos-



-Esto es estupendo- dije, sentada en una banca mientras agachaba la cabeza para evitar que las piernas de mi hermano, que usaba la misma banca como obstáculo a saltar, no me pegara

-¡Yo que iba a saber!- grito Layla por enésima vez a modo de disculpa, bufe en su dirección mientras veía a mi hermano correr hacia la otra banca y luego hacer una voltereta. Su gabardina negra, parte de su disfraz, estaba en mis piernas y el olor de su colonia llenaba todo mi sentido del olfato

-Tu eres la que nos invito, pudiste averiguar que teníamos que hacer reservación para poder entrar a la fiesta. Ahora por eso, estoy disfrazada y a ningún lugar a donde ir sin mencionar que demasiado avergonzada para volver a mi casa una hora después de haber salido- suspire y mire como mi hermano saltaba un buzón y se quedaba sobre el, antes de tirarse al piso con otra vuelta. Sus brazos, bien marcados, estaban brillosos ante las farolas por el sudor de estar practicando el parkour

-Yo también estoy en la misma situación que tu-dijo con un puchero y sentándose a mi lado para mirar el espectáculo que hacía mi hermano. Después de dar unos brincos y volteretas mas, se giro a nosotros con una sonrisa y se acerco trotando

-¿Y ahora que haremos, lindas?-

-Regresar a casa, supongo- murmure y me deje caer sobre el respaldo

-¡Ni loca me disfrace para nada!-

-Opino como Ly, nita. No hice el ridículo para volver a casa con la cola entre las patas-

-¿Qué sugieren, entonces?- pregunte malhumorada, mi hermano se sentó a mi lado y me paso el brazo por los hombros. El calor de su cuerpo a causa del ejercicio ahuyento el frío de la noche

-Dar vueltas a pedir dulces-dijo, yo lo mire escéptica

-¿Cómo niños? Ni loca…-

-Oh, vamos Di…no seas pesada-se quejo Layla-Pedir dulces, dar una vuelta...lo que sea pero me niego a volver tan pronto-

-Además, chance y encontremos una fiesta donde si seamos admitidos- ambos me miraron, esperando mi respuesta. Gruñí por lo bajo

-Como sea, pero me niego a estar de buen humor a partir de ahora- ambos pusieron los ojos en blanco ante un gesto típico de mi.

Recorrer las calles, sosteniendo la gabardina negra de mi hermano mientras este usaba cada obstáculo que podía para practicar y con Layla cantando a mi lado “Queremos Halloween” mientras daba pequeños saltitos era en verdad tedioso.

Estaba a un pie de parar un taxi y volver a casa con ellos o sin ellos. Hacía frío y la tela de mi vestido no era abrigadora, me comenzaba a dar hambre y estaba harta de que la gente me viera y señalara mientras reía y los otros que llevaban disfrazan fingieran gruñirme o algo por el estilo.

-Hey, lindos trajes- me gire a la calle donde un Suv desde donde se asomaba dos tipos con paletas en la boca y vestidos de negro con pintura blanca y negra en el rostro. No eran los únicos, estaba el conductor y dos chicas mas dentro del carro.

-Gracias, los suyos no se ven mal-respondió Layla, sonriendo; sentí a mi hermano acercarse y colocar una mano sobre mi espalda

-¿A dónde van?- pregunto la chica, tratando de ver a través de uno de los chicos que se asomaba por la ventana; note como miraba a mi hermano y no pude evitar sentirme algo posesiva al tiempo que intentaba ocultarlo.

-Aquí y aya. Donde sea que haya diversión-contesto mi hermano haciéndome a un lado delicadamente.

Los chicos se miraron entre si y sonrieron en nuestra dirección.

-Vengan con nosotros, entonces- mi hermano y Layla me miraron interrogantes, como si yo tuviera la última palabra. Suspire y mire a los chicos. No se podía decir mucho de sus facciones, aparte de que tenían los ojos de color o el cabello, solo eso y nada mas. Las chicas ambas eran rubias y bajo la pintura parecían gemelas. Talvez incluso lo eran. Los chicos, dos eran castaños y uno pelirrojo.

Todos me miraban a mi y no pude evitar sonrojarme y sentirme como la madre a la que le piden permiso para salir a jugar

-¿A dónde, exactamente?- el chico pelirrojo se encogió de hombros

-Planeamos ir a una fiesta que se hará en el cementerio-

-Wuow…-murmuro Layla a la vez, con tono emocionado. Mire hacia ella y fruncí el ceño, ella me correspondió con una mirada suplicante. Suspire.

-Esta bien… ¿Por qué no?- mientras nos subíamos, mi hermano de alguna forma consiguió subirme a sus piernas y rodearme con su brazo y posando el otro alrededor de los hombros de Layla

-¿Paleta?-me dice una de las rubias, metiéndose una en la boca y ofreciéndome otra- Por cierto, mi nombre es Selene, ella es mi hermana Aradia-señala con el mentón a la chica que esta ofreciéndole otra paleta a Layla que la toma sin rechistar

-Gracias. Yo soy Diana, ella es Layla y mi hermano, Alex-

-Hermano…-susurra la chica, con un brillo en los ojos que me pone nerviosa pero lo oculta rápido tras una sonrisa-Diana, que lindo nombre…como la diosa Romana- susurro embelesada, parpadee mientras abría mi paleta

-¿Diosa?- metí la paleta en la boca y tuve un cosquilleo, dentro empezaron a tronar pequeñas burbujas en mi lengua. Mire sorprendida a la chica, hace mucho que no probaba de estas paletas y me encantaban. Solo por eso ya me caía bien.

-Arthemisa-dice, divertida a mi el nombre solo me recuerda a la serie de los caballeros del zodiaco- La diosa griega de la caza y la fertilidad, su versión romana es Diana…-mira hacia Layla, ignorando mi encogimiento de hombros- Pero mas interesante es una nacida de noche-mira a Alex- Y un protector de la humanidad…- cómicamente los tres la miramos parpadeando y saber que decir, mi hermano me quita la paleta y la chupa

-Selene deja tus misticismos- dice el conductor con voz osca- se supone que venimos a divertirnos-

-El es Claude- susurra la aludida, ignorando al chico. Parece que es su especialidad- Es el amargado del grupo. El-señala al pelirrojo- Es su hermano Gregory-

-¿Cómo Gregory House?-pregunta divertida mi amiga, mordiendo la paleta que hace fervencia de manera ruidosa. El aludido gruñe

-Solo Greg, por dios…-

-El ultimo chico que queda se llama Romeo-como el esta sentado en el lado de copiloto se limita a alzar una mano mientras suelta un leve “hey”-¡Listo! ¡Ahora todos conocen a todos y seremos buenos amigos!- ignoro su comentario mientras le quito la paleta a mi hermano y la muerdo, llevándome un buen pedazo, en seguida empieza a burbujear mi lengua. Mi hermano tome el pedazo restante y se lo lleva a la boca para morderlo.

-¿Y por que van al cementerio?-pregunta Layla mientras muerde su paleta-¿No es algo escalofriante?-

-¡Esa es la idea, Layla!-grita Selene- Sentir escalofríos por la piel, creer que a la vuelta de la esquina esta tu fin, percibir a los espíritus que te rodean y otorgarles regalos para que te bendigan con sus dones-

-Selene…-murmura Aradia, observándonos-No empieces…-

-¿Por qué no?-le pregunta la otra, mohína

-¿Sacrificios?-interviene mi hermano con tono de burla-Oh, vamos, no me digas que eres supersticiosa…- mientras el lo dice trago el dulce de mi paleta y comienzo a sentir por alguna extraña razón la lengua adormilada y la garganta cerrada. Frunzo el ceño

-No, no lo soy- ríe la chica- Pero ustedes debieron ser un poco mas paranoicos…-miro hacia la chica y luego hacia Alex y Layla, ambos cono gestos extraños me miran a mi. Pero entonces los parpados me empiezan a arder de una manera tan potente que creo tener fuego por dentro. La garganta se a cerrado por completo y no puedo respirar ni hablar. El cuerpo me tiemble y el estomago parece querer jugar a las batidoras. A lo último que reacciono es al hecho de que mi hermano me aprieta contra su cuerpo, antes de perderme en la oscuridad.

Los factores que me hacen volver en si, es el dolor de hombros que siento por tener los brazos tras mi espalda; el aroma de la tierra y el calor de un fuego. Parpadeo desde mi posición y veo todo negro con un tinte anaranjado. Gruño, intentando levantarme pero no lo consigo.

-Quédate quieta, Nita-susurra una voz en mi oído

-¿Alexander? ¿Qué…?-siento una presión en una de mis muñecas mientras mi hermano sisea. Giro mi cabeza de nuevo hacia la luz anaranjada y me quedo de piedra cuando veo a cinco figuras alrededor de una hoguera, con togas hasta el suelo y capuchas que cubren su rostro. Me arrastro en la tierra sin importarme las piedritas y ramas que se pegan a mi cuerpo, tras de mi siento el cuerpo sólido de mi hermano.

-¿Y Layla?-

-No lo se- murmura tan cerca de mi oído que me causa escalofrío.- Desde que desperté no he podido tener un gran panorama y no responde a mi llamado

-¡Ah, La diosa y el protector han despertado!-grita una voz que conozco y me giro para ver a Selene acercarse a nosotros al tiempo que baja la capucha y una sonrisa perversa se funde en sus labios- Perfecto, empezaremos con ustedes-

-Que rayos…-empieza mi hermano; uno de los hombres, Romeo, lo levanta si parsimonia y el se interrumpe gruñendo. El tal Greg me alza a mi y Selene se coloca frente a mi, con Aradia un paso tras de ella y observándome.

-Noche de sacrificio, hermosa. Noche de poder.- se gira levemente y señala al cielo, miro hacia ese punto y jadeo, sorprendida. La luna llena tiene un tinte rojo que la hace parecer escarlata, pero no es eso lo que llama mi atención, Si no que en medio del cielo, de manera imposible, cuelga mi amiga inconciente- Y tu, hermana, harás lo que desde hace mucho has deseado y lo ofrecerás a los dioses, antes de darles tu sangre a los oscuros- se ríe, al tiempo que acaricia mi rostro, yo trato de quitármela y eso la hace reír mas.

Se quita, dándole paso a Aradia quien trae un cuchillo en la mano, retrocedo asustada lo que hace sonreír a la mujer que me toma por el hombro, enterrándome las uñas y sin previo aviso corta mi vestido y mi ropa interior con el cuchillo. Jadeo, sorprendida y unas risas masculinas se escuchan a mi alrededor

-El hermano esta respondiendo-dice uno, no se cual. Selene nos esta dando la espalda mientras observa a Layla. Pero aun así responde

-Es obvio, la marca de la pasión encerrada los aplasta con su hedor- se gira hacia nosotros- Y como noche de pecado, le daremos eso a los espíritus. El pecado de los hermanos-sonríe hacia nosotros, suelto un grito de dolor y miro la palma que Aradia sostiene, ni siquiera he notado cuando ella deshizo el nudo, ella sonríe hacia mi y toma sangre de la herida que me ha hecho. Se acerca a mi y besa mi hombro izquierdo, antes de ir hacia donde esta mi hermano. Giro hacia el y me sorprendo al verlo desnudo y evitando mi mirada, unas gotas de sangre caen de su mano y Romeo se acerca a Aradia, con los labios manchados de sangre. Para mi sorpresa ellos se quitan la capa y quedan desnudos. El esta excitado y mira por sobre el hombro de Aradia, directamente a mi, antes de agacharse y besarla.

Toda mi columna es atravesada por escalofrío y la vista se pierde un poco. Mi corazón se acelera y mi centro igual

“Tomalo…” dice una voz dentro de mi “Tomalo, hazlo tuyo. Es tuyo, tu sangre, tu deseo…tu hambre”

Parpadeo y agito la cabeza, tratando de aclarar la mente. Escucho a alguien rugir y antes de darme cuenta algo choca contra mi y me tumba al suelo duro, sacando el aire de mis pulmones con el impacto; al abrir los ojos me sorprendo encontrando a mi hermano, con expresión fiera sobre mi

-¿Alex?- “¡Tómalo!” asustada veo como el me obliga a abrir las piernas y se acerca a mis labios, mas aun cuando siento mi cuerpo erizarse y un gemido se escapa de mi boca.

El se separa de mi y me mira con una mezcla de horror, vergüenza y deseo.

-Diana…-susurra y su cuerpo se balancea hacia el mío. Una risa en mi oído, me provoca un escalofrío

-Se han deseado desde jóvenes, queridos-dice Selene, sin que ninguno pueda verla, ambos entregados a la mirada y caricia que nos estamos dando mientras mi mente grita: ¡Es Alex! ¡Es tu hermano!- Has estado orgullosa de sus conquistas y a su lado en sus desamores, has sentido posesión por el y te has alegrado con tu lugar especial y su cercanía. Con su amor por ti, pero dentro, muy dentro…siempre has querido mas. Lo has querido absolutamente para ti…-

-No…-susurró, y el comienza a besar mi clavícula

-Si, preciosa. Déjate llevar por la verdad- siento como sus labios, fríos, tocan mi mejilla y me estremezco ¿Cómo termine así? ¿Por qué rayos acepte salir? ¿Por qué rayos no me negué a ir con ese grupo de desconocidos?

Las lagrimas se funden en mis ojos y miro hacia mi hermano, que me mira horrorizado y con lagrimas en sus ojos. Alzo mi mano y la pongo sobre su mejilla, el cierra los ojos y suspira. Selene gruñe a nuestro lado

-¡Romeo! ¡Aradia! Pongan mas empeño que se están resistiendo- otra descarga de placer recorre mi cuerpo y sin poder evitarlo, rodeo con mis piernas el cuerpo de mi hermano y lo acerco hacia mi.

A lo lejos me parece escuchar que alguien chasquea la lengua.

-¿Pero que tenemos aquí? Un grupo de brujos principiantes jugando con lo que no deben…-

-¡Ladrones de sangre!-grito alguien, creo que Greg.

Entonces el caos se desato.

Escuche gritos, gruñidos y maldiciones. La tierra voló por sobre nosotros y mi hermano, me abrazaba fuertemente mientras me cubría con su cuerpo para protegerme.

-Alex, Layla…- el me apretó, temblando y asintió pero no podía moverse. Después de un tiempo interminable, el silencio nos rodeo y lentamente mi hermano se alzo, cuando pude mirar a mi alrededor lo primero que encontré fue el dorso de Greg, extendiendo su mano hacia nosotros y con los ojos desorbitados y sin vida. Trague bilis.

Alexander se levanto lentamente, mientras miraba alrededor y me abrazaba. Mis ojos volaron hacia arriba, donde había visto el cuerpo de mi amiga.

-Ella esta bien-dijo Claude a nuestro lado, mi hermano y yo nos apartamos. Nos sonrío. Note que sus ojos eran de un color dorado-Tranquilos, están a salvo… a diferencia de mi-

-Tienes razón en eso, brujo-susurro una voz entre las sombras. Nos giramos y note como aparecía una forma delante de la hoguera. Era alto y desgarbado, mas musculoso que mi hermano pero se movía como un puma. Su cabello era negro y sus ojos de igual color y con la hoguera alumbrando sus facciones parecía demacrado pero perfecto. Claude tembló a nuestro lado

-Yo solicite ayuda a ustedes- murmuro y es cuando noto que el ser delante de mi no esta solo. Tras el hay otros seres, criaturas extrañas y humanos que tienen algo que los hace peligrosos.

-No diste precio…-Claude parpadeo y miro hacia mi

-Ella es el precio, si le parece- el ser de ojos negros me observa y mi hermano aprieta su agarre contra mi.

-¿Piensas darme a la victima que rescate, como precio?- chasquea la lengua- Eso me haría un mal héroe ¿no crees?-

-Mi sangre no le sirve y la otra chica no es pura-dice, señalando a Layla- Ella si es pura…- el ser aspira y sus fosas nasales se agrandan

-Por poco, su propio hermano casi la toma-

-Pero sirve…- El ser se cruza de brazos y me observa, luego a mi hermano, a Claude y por ultimo a Layla

-Su hermano no parece querer soltarla-

-Señor, tiene… afecto…por ella- el ser asiente y me mira. Sus ojos penetran en mi de forma que de pronto me siento atrapada. Deseosa. Alza una mano y lentamente sus dedos se contraen contra la palma para luego extenderse. Repite el proceso una, dos veces

-Ven a mi, Dama pura-y me sin darme cuenta me encuentro soltándome de mi hermano y caminando hacia el

-Di…-trata de agarrarme Alexander pero me suelto, noto por el rabillo de mi ojo como Claude lo agarra-¡Diana!-

Cuando estoy tan cerca de el, toma mi rostro, siento un escalofrío por su piel fría en comparación con la mía que comienza a arder por su toque.

-¿Te llamas Diana?-asiento, embelesada por su rostro de pómulos altos y mentón fuerte. Su nariz recta, aristocrática-Diana… ¿comprendes que acabo de salvarte a ti, tu hermano y tu amiga?-vuelvo a asentir-¿Sabes que en mi mundo eso tiene un precio?-

-¿Cuál…?- murmuro, sin pensar

-¿Me lo darás?-antes de darme cuanta me aprieto contra el

-Si…-

-¿Aunque eso te aleje de tu hermano?- contengo un escalofrío y giro a verlo. Me mira asustado y murmura mi nombre

-Lo quiero…-

-Lo se…-

-No lo quiero lejos de mi…-

-Debes pagar…-miro sus ojos y luego sobre su hombro. Criaturas tan grotesca y seductoras que hasta donde yo sabía solo estaban en cuentos y leyendas ¿Por qué no me asusto? Miro al ser delante de mi

-Pagare…-

-¡Diana!- entonces el ser me rodea con sus brazos y parecen cortar los hilos que me unen a la realidad, su cuerpo de repente parece caliente al tiempo que inclina mi cuello y muerde. La palabra vampiro aparece en mi mente y parece tan normal como si acabara de decir que es un hombre.

Y dentro de mi, se que no es vida lo que le estoy dando. No moriré. Seré algo mas…seré como el, no hay duda dentro de mi ni consternación ni miedo. ¿Cuándo la ilógica se volvió mi lógica?

Para cuando despierte. Un nuevo mundo se abrirá ante mi.

Entonces Layla y Alexander caen como sombras ante esto, plantándome lógica. Haciendo que decida, cometer una locura.

Autora: A.M. Veindeck

Regalo de mi para ustedes en estas festividades. Espero les guste, dejen comentario. Los derechos del escrito estan reservados a este blog, si les gustase y quisieran ponerlo en su pagina o Blog, primero deben consultarmelo.
Ya les había puesto otro escrito llamada Living Hell, de Agatha Rozenkreutz, aunque ella me dio su autorizacion para colgarlo, aplica la misma idea. Si desean ponerlo en su pagina o blog, deben consultamerlo a mi primero.
Espero comprendan. n.n y les guste esto.

1 comentario:

  1. Hola, felicidades! una entretenida y buena historia. Exito!

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